Historias de Ajedrez por IsabelGuillermo

Historias de Ajedrez

Historias de Ajedrez alrededor del mundo por Isabel&Guillermo…..

UN SALUDO DESDE EL VELERO TIN TIN

Estimado maestro y amigo Fermín

Estoy encantado de poder ponerme en contacto con usted y contarle un poco sobre nuestra singular vida y la relación que tengo con el mundo del ajedrez. Si usted entra en nuestro blog http://velerotintin.blogspot.com/podrá comprobar la singular aventura en la que estamos inmersos Isabel y yo desde hace ya ocho años. El ajedrez ha sido una maravillosa posibilidad de desarrollarme intelectualmente que nunca pude disfrutar por los diferentes avatares de la vida. Durante un corto periodo de tiempo estuve apuntado a un club de ajedrez de Gijón llamado ALFIL, en el cual apenas tuve escasas oportunidades ya que mi trabajo me impedía continuamente el desarrollo adecuado de la actividad.

Historias de ajedrez

Historias de ajedrez Isabel&Guillermo

Pero siempre tuve en la cabeza que llegaría el momento en el que el TIEMPO me fuera propicio y poder destinar una parte importante de él a la práctica, al entendimiento de este maravilloso enigma… Y así fue pasando el tiempo y con él la vida, hasta que me jubilé. Pero en ese momento tuve la posibilidad de cubrir otra de mis más profundas frustraciones: ser libre y navegar por los mares del mundo. Afortunadamente mi compañera de vida también es una gran aventurera y después de romper con la mayoría de los impedimentos sociales, un día zarpamos rumbo al oeste… ¡y aquí estamos! ¡en Malasia!…jejeje…

Así que mi querido maestro, he cumplido con la mayoría de las ilusiones que fui fraguando en la vida a base de esfuerzo, perseverancia y mucha constancia. Pero me queda la “espinita” del ajedrez, aún perdura, y cada vez que veo un tablero algo por mi interior se revoluciona… Se que a mis 56 años solo puedo pretender llegar a tener un nivel de juego digno y relativamente consciente, pero es una firme decisión dedicarme ahora a esa pasión frustrada y culminar con ello ese proyecto de vida que en su día diseñé.

Historias de ajedrez en el velero Tintin

Historias de ajedrez en el velero Tintin

Ahora, a bordo del Tin Tin tengo un tablero y unas piezas que utilizo diariamente desarrollando partidas contenidas en libros y publicaciones. Muy consciente de que el tiempo de vida es limitado he diseñado un programa de estudios personal dirigido a la “especialización”…jejeje… o sea, he tomado aquellas aperturas y defensas en las que creo me siento cómodo e intento profundizar en ellas. Por ejemplo le comento que con blancas normalmente salgo por d4 y con negras c5 (me gusta la complejidad de las sicilianas..) como respuesta a e4 y Cf6 (Nimzoindia, Benoni…) para d4.

Yo soy profesor y valoro muchísimo su capacidad didáctica. Usted es capaz de transmitir sus sentimientos (a parte de sus “secretos” ajedrecísticos) a través de esos maravillosos videos donde juega en directo online. Los tengo todos descargados, les he dado mil vueltas y le confieso que en un principio me interesaba aprender de su maestría posicional, táctica, etc… pero he descubierto algo más, es como si me hubiera dado la oportunidad de “entrar” en la mente de un gran maestro (usted siempre será para mi un Gran Maestro…) y empezar a “sentir” a “ver” a “respirar” como usted lo hace. Y en la mayoría de las veces, no son sus palabras, son sus silencios, sus dudas, sus indecisiones, sus alegrías, el cambio en el tono de voz, las sorpresas, sus temores…

De esta manera, desde mi humildísimo conocimiento ajedrecístico y necesitado de tener el maestro que nunca tuve, y máximo ahora, desperdigado por el mundo a cuestas con nuestros sueños de libertad, usted ha sido mi guía…jejeje… y aunque usted desconocía esta particularidad, vuelvo a agradecerle la compañía. No se imagina en cuantos lugares ha estado usted “presente”…jejeje.. atravesando el Atlántico… fondeados por las islas del Caribe… en las grandes singladuras del Pacífico… por las exóticas islas y atolones de la Polinesia… en la verde Nueva Zelanda… en la inmensa Australia…jejeje… y últimamente por Indonesia y Malasia…jejeje…

Increíbles historias de ajedrez

Increíbles historias de ajedrez

Pues muchas gracias por estar ahí, materializado, real, al alcance…jejeje… Si lo desea, puedo enviarle de vez en cuando algunas reflexiones personales, pero eso si, con un mayor calado ajedrecístico…jejeje… Por el momento mi entrenamiento es y será únicamente a nivel teórico ya que no dispongo de alguien que se coloque al otro lado del tablero donde se encuentran mis verdaderos contrincantes: las piezas negras o blancas según toque.

Reciba un cordial saludo de sus amigos Isabel&Guillermo

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LOS RUSOS

Hace unos meses conocimos a una pareja de rusos que también estaban viviendo su proyecto de circunnavegación. Ella concretamente era rusa y él ucraniano, pero para nosotros siempre fueron los “rusos”. Casualmente, hace años, cuando pasaron por Canarias, estuvieron viviendo en el archipiélago durante algo más de un año y como consecuencia de ello aprendieron a hablar español bastante bien.

Cuando me enteré de su procedencia, rápidamente pensé que muy posiblemente alguno de los dos supiese jugar al ajedrez (quizás ellos piensen que al ser nosotros españoles era fácil que supiéramos bailar flamenco o tocar las castañuelas…jejeje…) y no me equivoqué ¡Antonov jugaba al ajedrez! Como es de suponer rápidamente concertamos una reunión en alguno de los dos barcos con el fin de echar unas partidas.

Historias de Ajedrez

Historias de Ajedrez Isabel

Y así fue. Lo que primero me sorprendió fue que Antonov se santiguó de forma muy cristiana antes de dar comienzo la contienda, y en mi interior pensé que quizás estaba orando por mi alma. Él siempre salía con 1.e4… a lo cual yo movía 1…,c5 planteando la Siciliana. Automáticamente Antonov siempre tuvo como respuesta 2.Ac4… demostrando un ímpetu guerrero que me obligaba a controlar esa diagonal tan sensible para el negro. Yo intentaba llevar la partida (al menos los primeros movimientos) por terrenos teóricos, mientras él demostraba constantemente una gran agresividad intentando ganar espacio a base de jugar con sus peones… pero sin mostrar una atención específica al desarrollo. La intención estaba clara, pretendía jugar la baza de la sorpresa y la intimidación.

Después de reorganizar mi juego tras los primeros movimientos de constantes cambios de peones y movimientos pseudo-tácticos, contuve la furia desatada del ucraniano y estabilicé mi posición con un mayor desarrollo. Rápidamente me di cuenta que Antonov contaba con una gran capacidad de imaginación y no desperdiciaba ninguna oportunidad de ataque, aunque su juego demostraba poca base teórica aunque muchas horas de contienda. Si yo jugaba sin salirme de los patrones conocidos y generalmente establecidos, en la mayoría de las ocasiones obtenía una posición ventajosa, pero si me despistaba lo mínimo la “furia de la estepa” no perdonaba…jejeje…

Historias de Ajedrez

Historias de Ajedrez en barco

Desde un principio observé también un importante defecto en mi rival, rehacía muchas jugadas, o sea, rectificaba muchos de sus movimientos y aunque en unas partidas amistosas son posibles esas actitudes con el fin de no desgraciar una partida rápidamente… la cuestión llegó a ser preocupante. No recuerdo ahora que gran maestro dijo que los jugadores que rectifican sus movimientos tarde o temprano serán unos carteristas…jejeje… En un principio no me importaba e ingenuamente pensaba que si él rectificaba adecuadamente sus movimientos malos o inocuos, las partidas ganarían en calidad técnica. Pero… me di cuenta de un detalle, él ucraniano no solo estaba pendiente del tablero sino que me mantenía bajo una estrecha vigilancia. Era capaz de observar hacia donde dirigía mi atención y en los pocos segundos transcurridos entre un movimiento torpe por su parte y mi reacción, era capaz de detectar el error y rectificar antes de que yo moviese.

Disimuladamente comencé a colocar mi mano izquierda sobre mi frente simulando una visera para ocultarle el movimiento de mis ojos… y esta simple actitud ocasionó en él una incertidumbre difícil de explicar. En las partidas que continuaron Antonov se empezó a mostrar mucho más nervioso y como fumador que era, comenzó a mover convulsivamente entre los dedos un bonito y tradicional mechero. Por mi parte, no tardé en darme cuenta que el ucraniano jugaba con el mechero de forma diferente cuando estaba seguro y confiado a cuando se encontraba presionado o vislumbraba movimientos perjudiciales para sus intereses. Y gracias a esos pequeños detalles también fui dándome cuenta de muchas oportunidades que de otra manera hubieran quedado opacas…jejeje… ¡el cazador cazado!

Historias de Ajedrez en Barco

Historias de Ajedrez navegando

La cuestión es que fracaso tras fracaso mi rival empezó a extender más allá de lo normal situaciones de finales a todas luces inferiores, disculpas permanentes, etc. Hasta que un día estábamos jugando en presencia de nuestras correspondientes parejas y él no paraba de corregir movimientos con el fin de intentar ganarme a toda costa. Su estado de ánimo era lamentable y su juego agresivo en extremo. Otro error en su conducta era que sus movimientos conllevaban mucha brusquedad y ello producía en ocasiones que las piezas se desequilibrasen y en algunos momentos parte de ellas cayeran al suelo. Aquella partida tan “trascendental” para él donde su ego se veía gravemente comprometido en presencia de nuestras parejas, terminó mal ya que en un impulsivo movimiento el tablero se tornó y la mitad de las piezas cayeron… lo curioso del tema es que creí ver en su rostro cierta complacencia y relajación.

Y desde aquel momento no volví a jugar con él, entre otras cosas porque conseguía hacerme sentir mal al observar su tremenda ansiedad. Distaba mucho de ser un gran maestro ruso …jejeje… pero hubiera sido un contrincante interesante con el que hubiera podido disfrutar de este maravilloso juego, ganase quien ganase. Y una vez más me quedé solo con el estudio de la teoría…

Muchos navegantes saben jugar… mejor dicho saben mover las piezas, y aunque no desaprovecho la ocasión, son partidas sin ningún interés. Quizás encuentre algún día otro rival que sea capaz de jugar humilde pero dignamente fuera de ímpetus y ansiedades con quién compartir unos momentos de reflexión y respeto mutuo….

CON MUCHA MIGA

Distinguido maestro y amigo Fermín

Ahondando en los recuerdos no tan lejanos, me viene a la memoria otra vivencia ajedrecística que tuvo lugar hace tres años mientras navegábamos desde el atolón de Kauehi, en el archipiélago de las Tuamotus, hasta la capital de la Polinesia Francesa, en Tahiti en pleno Océano Pacífico.

Extrañamente en aquella ocasión realizamos la travesía en “conserva” (en el argot náutico“conserva” se refiere cuando dos embarcaciones navegan juntas a la vista la una de la otra) con otro velero amigo de bandera francesa con el que coincidimos. La travesía iba a ser corta, a penas duraría tres días y nos encontrábamos muy cómodos y con unas condiciones meteorológicas aceptables. En estas circunstancias, el piloto automático gobierna la embarcación y sus tripulantes poco tienen que hacer si no es echar un vistazo de vez en cuando al horizonte.

Velero Tin Tin

Velero Tin Tin

Por un momento recordé, que el patrón del otro velero, me había comentado en una ocasión que hacía años jugó al ajedrez en un club de su localidad. Pese a ello nunca tuvimos la oportunidad de echar una partida, cuando coincidíamos nuestros encuentros siempre habían sido esporádicos, en las playas de desembarco o en los mercados locales haciendo la compra.

Continuábamos navegando y de vez en cuando nos llamábamos por la emisora de VHF para charlar un rato e intercambiar los datos de la navegación… y un día, después de comer, con una mar tranquila y escaso viento, le propuse echar una partida pasándonos los movimientos a través de la emisora de radio. El aceptó y por mi parte tuve rápidamente dispuesto sobre la mesa el tablero con sus polvorientas piezas.

Apenas nos habíamos intercambiado los primeros movimientos de la apertura, cuando el viento comenzó a aumentar y los dos barcos, con toda la superficie vélica expuesta, comenzaron a navegar alegre y rápidamente. La velocidad era maravillosa, un viento de intensidad media que hacía “volar” nuestros veleros sobre una mar bella…

Guillermo

Guillermo

Recuerdo que en uno de los señuelos que arrastrábamos a cierta distancia de la popa del barco, picó un atún (los peces muestran mayor interés por los señuelos cuando navegan a una velocidad más elevada) así que la partida de ajedrez acabó rápidamente. La situación a bordo del Tin Tin se transformó en un pequeño caos, las piezas no guardaban el equilibrio sobre un tablero obstinado en ladearse al unísono con la escora del barco (“escora” se refiere a la inclinación lateral que un velero adopta cuando navega con buen viento) y el carrete de la caña de pesca rugía desconsolado mientras el atún sacaba nailon sin parar.

7

Al día siguiente lo volvimos a intentar. Contactamos por la radio y rápidamente ya tenía armado el tablero con sus inestables ejércitos. Poco a poco nos fuimos pasando los movimientos y de nuevo, antes de tener establecida la apertura ¡mis piezas se fueron al traste en una de las escoras! Mi rival francés contaba con un pequeño tablero ¡pero magnético! y se reía a satisfacción cuando le comentaba el desaguisado que se estaba produciendo en el Tin Tin con todas las figuras por el suelo.

Los transmundistas náuticos acostumbramos a tener una gran capacidad de autosuficiencia y no nos sobran oportunidades para poner a prueba nuestras habilidades en las más variopintas disciplinas. El aislamiento al que estamos sometidos durante las grandes travesías nos obliga a ello. Así que echando mano de esa disciplina, empecé a pensar como solucionar el problema y evitar que el francés continuase mofándose de mi, ya que le buscó la gracia al dicho de “el tamaño no importa” en referencia a que su tablero era chiquito…¡pero magnético! y el mio era grande pero ¡tontorrón!

Ajedrez en el Tin Tin

Ajedrez en el Tin Tin

Y pensando y pensando, llegó la hora de la merienda (en la mar, navegando, intentamos siempre mantener en lo posible nuestras más arraigadas costumbres a excepción de la siesta… por razones obvias). Preparamos dos bocadillos con trozos cocinados del atún capturado el día anterior y mientras dábamos buena cuenta de las viandas, se me vino a la cabeza una idea magistral: con la miga del pan haría pequeñas bolitas amasándolas con paciencia y colocaría cada una en la base de las piezas ¡mano de santo oiga! La miga de pan hacia de adhesivo y era lo suficientemente tenaz como para mantenerlas en posición vertical aunque el tablero se inclinase significativamente.

Ajedrez para navegar

Ajedrez para navegar!

Inmediatamente llamé por radio al francés que había dado por finalizado el experimento de echar una partida de ajedrez con el Tin Tin. Le conté que mi tablero era más grande que el suyo… y además era capaz de mantener erectas las piezas durante un tiempo ilimitado gracias a una serie de bolas de miga de pan. En sus palabras creí entender un cierto aire de desconfianza y sobre todo de escepticismo. Muy posiblemente no entendía exactamente la solución que le había dado al tema. La cosa es que echamos una partida de ajedrez que terminó en tablas, mientras por el horizonte ya se recortaba la silueta de Tahiti donde recalaríamos al alba del día siguiente…….

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